En primer lugar, deberíamos
convertir nuestra clase en un lugar "intelectualmente activo” con un
entorno de aprendizaje progresivo ya que éste es el modelo del siglo XXI. Tendríamos
que tener en cuenta los principios de la
educación multicultural
ya que actualmente existe un gran consenso para lograr la integración de los
contenidos interculturales y desarrollar materiales, que permitan comprender y
respetar las características de otras culturas, reconociendo su valor como
formas de adaptación a diferentes contextos.
En segundo
lugar, adaptar el estilo de
enseñanza-aprendizaje y el modelo de la interacción educativa a la diversidad
de los alumnos. Centrarnos en una enseñanza clara y
explícita, que ayude a construir tanto el conocimiento como las normas y expectativas
que estructuran la clase. La educación intercultural exige cambios cualitativos
muy importantes en el modelo de interacción educativa y en la forma de transmitir
y construir el conocimiento. De ahí la
importancia de tener en cuenta la integración de contenidos interculturales
como una de las condiciones necesaria
para que una clase de idiomas también sea satisfactoria.
La investigación, el aprendizaje basado en Proyectos, eLearning, flipping
classroom...deben formar parte de nuestras clases de idiomas. Las posibilidades son infinitas ya que ningún método satisface a todos los alumnos, hay que variar y adaptarse a la diversidad del
aula. Esa diversidad, además, incide en nuestras capacidades y habilidades
docentes. Hay que combinar todo:
entorno digital y entorno físico, libros, murales, TIC,... Todo en uno.
Si personalizamos
el aprendizaje sirviéndonos de varios criterios podríamos ayudar a los
alumnos a fomentar la
responsabilidad sobre su propio
aprendizaje, que aun sigue siendo muy limitada y parece recaer siempre sobre los docentes.
Esto hace de la planificación individualizada un desafío; las guías a tomar para hacerlo "a medida"
deberían reunir diferentes tipos de criterios, no sólo los resultados académicos o el nivel
de competencia lingüística, por ejemplo, sino también las preferencias de
trabajo, disposición hacia diferentes contenidos, intereses etc. Debemos
aprender a valorar las preguntas más que las respuestas. Porque, sí, las preguntas son más importantes que las respuestas,
las buenas preguntas conducen al aprendizaje. Tienen valor en sí mismas
(lo cual no significa que las buenas respuestas no lo tengan, pero una buena
pregunta revela indagación, interés etc. Es más, es muy recomendable premiar ese
tipo de acontecimientos y tenerlos en cuenta a la hora de poner la (muy
sobrevalorada) calificación.
En fin, que podríamos mencionar un sinfín de
ideas motivadoras, sin dejar de lado, la expresión oral, expresión escrita,
comprensión
auditiva y comprensión
lectora, ya que son la clave de la
comunicación ya sea de forma productiva o receptiva, al igual que la curiosidad,
la persistencia, la flexibilidad, la creatividad, la colaboración o la retroalimentación
pero todo este conjunto de ideas y destrezas se maximizaran si logramos crear entre todos aulas inmersas en un mundo real moderno y
actualizado.
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