La Metodología CLIL
que se aplica en España desde hace algunos años, siguiendo las pautas de la
Comunidad Europea en su afán de lograr una mejor integración de todos sus estados
miembros, constituye un revolucionario método de enseñanza que pretende
vincular de manera simultánea el aprendizaje de una asignatura con el de una
lengua extranjera. CLIL trata de que el lenguaje se adquiera de una forma
natural, y no estudiándolo de una forma “artificial”. Una apropiada enseñanza
con profesores (nativos o no nativos) altamente cualificados, sumada a
situaciones de la vida real. A pesar de sus incuestionables ventajas la
Metodología CLIL adolece todavía de ciertos problemas que se han ido revelando
durante su práctica en distintos países.
Quisiera referirme a dos de ellos.
1.
Los docentes no están preparados para enseñar sus asignaturas en otro
idioma que no sea el propio.
Este es uno de los problemas fundamentales y que necesitará de algún tiempo
para ser solucionado. Tanto en España como en los países de su entorno. La
creación de equipos de trabajo entre los profesores de lenguas y de las demás
asignaturas es una solución, pero es aún
más práctico seguir con la reducción de
la aplicación del método CLIL a una sola
asignatura en lo que se crea el personal cualificado para una aplicación más
extensiva.
2.
Conflicto entre contenido y lenguaje.
El aprendizaje no siempre va parejo y alumnos que son evaluados bien en
cuanto a contenido no lo son así en cuanto al lenguaje. También se han detectado algunas diferencias de género en el
aprendizaje y en ciertos países las niñas han sido más exitosas en el tema del
lenguaje logrando una mejor calificación y mejores opciones académicas, de esta
manera se le está dando una mayor importancia al aprendizaje de la lengua extranjera por encima del
contenido. Estos problemas, que a veces son propios de determinada región o grupos específicos, deben ser tenidos en
cuenta en los centros donde ya se aplique el método.
Conclusiones.
En mi opinión, corresponde a los gobiernos y
sus respectivos ministerios de educación implementar el CLIL de la manera más
apropiada y con cierta flexibilidad y no ser tan exigentes como plantea el método, en cuanto al uso del
lenguaje. Si bien es cierto que la
Unión Europea ha fijado el fomento del plurilingüismo como un objetivo irrenunciable
para la construcción de un proyecto europeo para conseguir que los estudiantes
se desenvuelvan con fluidez en al menos una primera lengua extranjera, cuyo
nivel de comprensión oral, lectora, de expresión oral y escrita resulte
decisivo para favorecer las ambiciones
profesionales y la movilidad geográfica. Los organismo correspondientes deberían ser flexible
con los centros que se animen a implantarlo dándoles la opción al principio, de poder evaluar los contenidos en la lengua nativa en aquellos casos donde el alumno
presente serios problemas con el aprendizaje de la lengua extranjera.
Debemos ser
conscientes de que el proceso de integración europea, que pretende unir a
países de una gran diversidad cultural y lingüística (como España donde
conviven el idioma oficial con las lenguas cooficiales) es un proceso que
llevará un buen tiempo, y tratar de acelerarlo puede llevar a consecuencias
indeseadas y afectar lo que realmente, en mi opinión, importa: la creación de
ciudadanos preparados profesionalmente para enfrentar los retos tecnológicos
del futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario