A partir de la lectura del informe: El Cifras clave de la enseñanza de
lenguas en los centros escolares de Europa 2012, haré una pequeña recapitulación para hablar
del estado actual de la enseñanza de lenguas extranjeras en España. Tomaré en
cuenta el panorama actual de la enseñanza y aprendizaje de las lenguas extranjeras en el contexto
europeo y por extensión en el español, que ha estado muy marcado por la
implantación de La Ley Orgánica
para la mejora de la calidad educativa, que apoya decididamente el plurilingüismo
fijado por La Unión Europea, como objetivo irrenunciable para la construcción de
un proyecto común europeo para este
siglo XXI. También, haré una pequeña
sugerencia de lo que se podría trasladar del sistema educativo finlandés al español. Para comenzar, haré referencia a la principal diferencia del sistema educativo
español con los de nuestro entorno que radica
fundamentalmente, en la edad en la que
comienzan a estudiar las lenguas extranjeras. España es el único país en el que
la enseñanza de una primera lengua extranjera es obligatoria desde la Educación
Infantil, junto con la comunidad alemana de Bélgica. En España, solo prescribe
la obligatoriedad de una lengua extranjera pero no establece cuál (aunque en la
gran mayoría de los centros Españoles se oferta inglés como asignatura
obligatoria, más del 95%). En Bulgaria, Croacia, Estonia, Francia, Inglaterra,
Polonia y Portugal tampoco hay una lengua fija que deban estudiar los alumnos. En
España, la segunda lengua es optativa, En
Estonia, Francia, Grecia, Malta, Polonia y Portugal, los alumnos tienen que
estudiar dos lenguas extranjeras en Educación Secundaria Obligatoria. Y por
último, también hay una serie de factores que van más allá de la educación
formal como: el contacto con la lengua extranjera fuera de clase, el impacto cultural de la lengua extranjera en
cada país, el conocimiento de la lengua extranjera por parte de los padres, y
la situación geográfica, que tampoco favorecen ni a España ni a algunos de los países que han obtenido
bajos resultados en este informe.
Para
terminar, después de haber comparado los resultados obtenidos en Europa y en
España concretamente. Sería un buen planteamiento, trasladar muchas de las ideas del modelo del
sistema educativo finlandés a España, ya que ha conseguido
encajar todas las piezas del rompecabezas y ha creado un sistema en el que ningún
alumno queda excluido. Y no lo ha logrado con normas
centralizadas, sino a través de un sistema que da una gran autonomía a los
centros y en los que sus profesores son los que controlan los planes de
estudios. Todo ello, enmarcado en una ley de educación estable, que no se
cambia con el color del gobierno de turno. El 95%
de los centros son públicos. Y la enseñanza es gratuita, así
como el material y el comedor, también se les paga el transporte. Para
conseguir ser los mejores, los niños finlandeses no están más horas, ni
empiezan antes, que los españoles. En este país la educación obligatoria comienza a los siete
años. Los alumnos comienzan con las
asignaturas más sencillas
y más tarde, llegarán las matemáticas, ciencia, historia y lenguas
extranjeras. Y no es a los diez u once años cuando comienzan a recibir
calificaciones numéricas
por estas materias. La pieza clave es el profesor, que "para ser maestro en Finlandia la nota
de corte en la Universidad es superior a 9 sobre 10, después tienen que
realizar un máster para poder optar a la docencia y tienen una "formación
permanente". Esto no se consigue en un régimen de obligación sino mediante
la negociación, el diálogo y un correcto sistema de incentivos. Otra
característica de este sistema es que la figura del profesor es muy respetada
dentro de la sociedad finlandesa. Es una de las profesiones mejor consideradas
del país y se preocupan de que continúe siendo así
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