El Marco Común
Europeo de Referencia para las Lenguas define los niveles de dominio de
la lengua para poder comprobar el progreso de los alumnos en cada fase del
aprendizaje. Al mismo tiempo, hace una descripción de lo que tienen que aprender a hacer los
estudiantes de idiomas con el fin de utilizar una lengua para comunicarse, así
como los conocimientos y destrezas que tienen que desarrollar para poder actuar
de manera eficaz.
Se establecen 6 niveles de aprendizaje para todas
las lenguas a partir de los cuales se favorece el aprendizaje, enseñanza y
evaluación. También, facilita en gran medida la comprensibilidad a los usuarios
de la información y delimita las capacidades que el alumno debe controlar en
cada uno de los niveles para las categorías comprender, hablar y escribir:
A1: corresponde al nivel principiante
A2:
corresponde al nivel elemental
B1: corresponde al nivel intermedio
B2:
corresponde al nivel alto
C1: corresponde al nivel avanzado
C2: corresponde al nivel muy avanzado
Estos niveles van desde el nivel de usuario básico hasta el de un usuario altamente competente en la lengua, cuyo rendimiento es prácticamente indistinguible del nivel de ejecución de un hablante nativo. En un contexto como el actual, dónde es frecuente que las personas se muevan entre los países para estudiar o para trabajar, el uso de este marco común ayuda a garantizar que los programas educativos y las evaluaciones de los resultados estén estandarizados. En-fin, es una base muy útil de referencia pero, según mi punto de vista, carece de una explicación lingüística más detallada dirigida al aprendizaje, enseñanza y evaluación de los estudiantes con necesidades específicas de integración, que estén aprendiendo la lengua de instrucción.
El Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas nos da los niveles descritos en forma de escalas de descriptores y en términos de capacidades (competencias generales y comunicativas). Sin embargo, no contempla particularidades en los criterios de enseñanza y evaluación que debemos aplicar para medir el nivel de comprensión y expresión oral y escrita de un alumno que empieza a aprender la lengua de la escuela años después que sus compañeros nativos. En estos casos concretos, estos alumnos llevan una doble carga, ya que están aprendiendo de forma simultánea el contenido curricular y la lengua vincular de la escuela. Para garantizar que estos alumnos sigan desarrollando sus habilidades lingüísticas hasta que lleguen al nivel de competencia de la lengua que tienen sus compañeros de la misma edad, me parece que se podrían adaptar algunos descriptores orientativos de competencia lingüística para esos estudiantes que están aprendiendo la lengua de instrucción para fines escolares.
En
resumen, el texto del Marco Común de Referencia para las lenguas, a mi
entender, no contempla casos particulares, por eso me parece importante tener
en cuenta este aspecto para un futro trabajo de investigación, que podría
servir de referencia a los profesores, que quieran asegurarse de que todos los
alumnos con necesidades específicas de integración, siguen desarrollando sus
capacidades lingüísticas a un ritmo adecuado para poder alcanzar el nivel de
competencia lingüística esperado en comparación con sus compañeros nativos.
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